El Banco Central Europeo (BCE) está trabajando activamente en el desarrollo del euro digital, una versión electrónica del efectivo que podría revolucionar la forma en que pagamos y gestionamos nuestro dinero.
Aunque el concepto de dinero digital no es nuevo, lo que distingue al euro digital es que estaría emitido y respaldado por el BCE, igual que las monedas y billetes actuales.
¿Qué es el euro digital?
El euro digital sería una forma de dinero electrónico accesible para todos los ciudadanos y empresas de la zona euro. A diferencia del dinero que guardamos en cuentas bancarias comerciales, el euro digital sería un pasivo directo del BCE, lo que significa que estaría garantizado directamente por el banco central, al igual que el efectivo. Es decir, no dependería de la solvencia de un banco comercial, como ocurre con el dinero depositado en cuentas bancarias, sino que representaría una obligación directa del BCE con el usuario, lo que lo convierte en la forma más segura de dinero digital posible dentro del sistema financiero.
Su creación y emisión dependerán del marco legal que establezca la Unión Europea, y será el BCE quien decida cómo introducirlo progresivamente en la economía. En principio, no se impondrá su uso obligatorio: los ingresos, como salarios o pensiones, seguirán siendo abonados en euros tradicionales, a menos que el ciudadano elija recibir una parte en formato digital. La transición será voluntaria y gradual, respetando la libertad de elección del usuario.
Además, los ciudadanos podrán convertir libremente euros tradicionales en euros digitales y viceversa, en una relación de paridad 1:1. Es decir, un euro digital equivaldrá siempre a un euro físico. Esta convertibilidad garantiza que ambas formas de dinero coexistan sin fricciones, como dos expresiones de una misma moneda y no como divisas distintas.
Su objetivo no es reemplazar el efectivo, sino complementarlo. Los ciudadanos podrán seguir utilizando monedas y billetes, pero tendrán también la opción de tener euros digitales almacenados en una billetera electrónica o en una aplicación móvil gestionada por intermediarios financieros supervisados por el BCE.
¿Por qué se está desarrollando?
Existen varias razones que justifican la necesidad de un euro digital:
- Digitalización creciente: Cada vez usamos menos efectivo y más medios de pago digitales. El euro digital garantizaría que el dinero público siga siendo relevante en esta nueva era.
- Soberanía monetaria: Frente a la expansión de criptomonedas privadas y monedas digitales de otros países, el BCE busca preservar la autonomía europea sobre el sistema de pagos.
- Inclusión financiera: Ofrecer una forma de dinero digital público podría facilitar el acceso a servicios financieros a personas no bancarizadas o con dificultades para acceder a medios digitales complejos.
- Eficiencia y resiliencia: Un euro digital podría mejorar la eficiencia del sistema de pagos y ofrecer una alternativa robusta en caso de caída de infraestructuras o crisis bancarias.
Implicaciones para ciudadanos y empresas
- Privacidad y riesgos: El diseño del euro digital se está planteando con altos estándares de protección de datos, aunque no sería totalmente anónimo como el efectivo. Esto plantea un primer riesgo: una menor privacidad, ya que las autoridades podrían tener acceso a ciertos datos de las transacciones, aunque siempre de forma controlada y bajo garantías legales.
Además, podría haber una «fuga de depósitos» desde la banca comercial hacia el euro digital, debilitando el papel tradicional de los bancos como intermediarios financieros. Existe también el riesgo de exclusión digital para colectivos que no estén familiarizados con la tecnología, y se plantean importantes desafíos en materia de ciberseguridad y confianza en la gestión de datos financieros.
- Costes y accesibilidad: Se espera que su uso sea gratuito para los ciudadanos, fácil de utilizar y disponible incluso sin conexión a internet.
- Impacto en bancos: Los bancos podrían ver una reducción en los depósitos si los ciudadanos prefieren mantener parte de su dinero directamente en euros digitales. Esto plantea retos, pero también oportunidades para innovar y rediseñar su papel.
- Nuevos modelos de negocio: El euro digital podría facilitar pagos instantáneos entre particulares, micropagos o nuevas formas de programar pagos mediante contratos inteligentes.
Situación actual del proyecto
Actualmente, el proyecto del euro digital se encuentra en una fase preparatoria iniciada en noviembre de 2023. En esta etapa, el BCE está definiendo su diseño final, colaborando con los Estados miembros y seleccionando a los posibles intermediarios que facilitarán su implantación. Esta fase se extenderá al menos hasta 2025, momento en el que se tomará la decisión definitiva sobre su emisión.
El euro digital no es una criptomoneda ni pretende eliminar el efectivo. Es una evolución del dinero que conocemos, adaptada a las necesidades de un mundo cada vez más digital. Su llegada podría marcar un antes y un después en la forma en que nos relacionamos con el dinero, en la arquitectura del sistema financiero y en el papel de las instituciones monetarias.
Conviene estar atentos. Lo que hoy es una posibilidad, mañana puede convertirse en una realidad cotidiana.

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